Entre las magníficas ruinas que todavía se conservan, no hay nada que simbolice el Imperio Romano en su apogeo o el esplendor de Roma, como el Coliseo. Construido en el año 70 d.C., tenía un aforo para 80.000 personas, disponía de un techo retráctil y toda una serie de mecanismos bajo el suelo, estaba recubierto de mármol y contaba con lujosos revestimientos. Aún hoy en día, el Coliseo constituye el prototipo del estadio moderno. La complejidad de su construcción, la belleza de su arquitectura y la funcionalidad de su diseño lo convertían en el mejor lugar para congregar a las multitudes que iban a disfrutar de los sangrientos espectáculos que allí se celebraban. En este espacio, también se sigue el rastro de la larga y emocionante segunda vida de la que disfruta esta magnífica estructura. Hoy en día, el Coliseo es una de las grandes ruinas que se conservan y se ha convertido en una de las mayores atracciones turísticas del mundo.
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domingo, 14 de octubre de 2007
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