Leonardo Da Vinci

Leonardo da Vinci fue un hombre amante de todas las facetas del saber. Sus manuscritos y dibujos nos enseñan su lado científico, sus escritos nos desvelan su saber en cultura clásica y sus obras de arte nos muestran su gran capacidad para la creación estética.
Un hombre dotado tanto para la ciencia como para el arte que ha pervivido a lo largo de los años.
Leonardo nació en la pequeña localidad de Vinci, muy cerca de Florencia en 1452. El artista procedía de una familia distinguida florentina por parte de su padre y desde muy pequeño se manifestaron en él sus facultades artísticas; ya que dibujaba, diseñaba y modelaba, lo que más tarde se reflejó en todos sus trabajos de pintor, escultor, ingeniero, cartógrafo y constructor de obras hidráulicas. Desde siempre Leonardo cultivo diversos artes, siendo las matemáticas su gran pasión e incluso obsesión. Por aquel tiempo las matemáticas eran conocidas tan solo por una élite y se trasmitían como si de un secreto se tratase.
Leonardo también estudió las proporciones del cuerpo en términos matemáticos para lo que dicen que realizó 35 disecciones con cuerpos humanos llegando a conocer a la perfección el interior del cuerpo. Leonardo no solo es sabio matemático sino que también habla latín, un poco de griego y toca el laúd. Además de practicar con frecuencia la escritura invertida.
Cuenta la leyenda que la vida del gran Leonardo era muy sencilla y que era un hombre pacífico, ordenado, vegetariano y limpio. Este genio del Renacimiento se mantuvo soltero y no tuvo descendencia. Leonardo desarrolló su arte en el taller de Verrocchio donde mientras trabajaba en el aconteció un hecho que marcó la vida del artista, ya que fue procesado y acusado junto con otros tres jóvenes de haber abusado de un chico de 17 años cuya reputación no era demasiado buena. Al final el proceso no terminó en condena pero lo sucedido dejó dolido el ánimo del artista.
Con 20 años; Leonardo ya trabaja como maestro independiente investigando nuevas técnicas para trabajar el óleo, aunque sigue vinculado al taller de Verrocchio. En 1482 se traslada a Milán para trabajar al servicio del Duque de esa ciudad, Ludovico Sforza al que sirvió durante 17 años y con el que desarrolló proyectos de carácter científico y de carácter artístico. Leonardo abandona Milán con la invasión de las tropas francesas. Es entonces cuando regresa a Florencia para trabajar de ingeniero militar. Más tarde debido al llamamiento que le hace Francisco 1 de Francia se traslada al país galo donde fallecerá.

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